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Con Marc Márquez en pista, MotoGP ha sido un campeonato como Sinner sin Alcaraz

La Sprint fue más espectacular que el GP de Portugal, pero las segundas líneas se convirtieron en protagonistas: Álex Márquez, Bezzecchi, Acosta y Quartararo. Sin Marc, el dominio de Ducati ya no es tan claro, y hay esperanzas para un 2026 más reñido. Lo que se necesita, sin embargo, es una mejor gestión de este deporte.

Con Marc Márquez en pista, MotoGP ha sido un campeonato como Sinner sin Alcaraz

Aparte del dominio mostrado por Marc Márquez mientras estaba en pista - 11 victorias para él, 3 para Álex, 2 para Bagnaia y una para Aldeguer, lo que se traduce en 15 de 21 Grandes Premios con pleno de victorias - el GP de Portugal confirmó lo importante que es para Ducati la presencia del nueve veces campeón del mundo.

Sin él, el fabricante de Borgo Panigale sigue siendo el favorito - Álex ganó en Malasia y en Portugal se lleva a casa la Sprint y un segundo puesto en el Gran Premio - pero no es un coco: es batible, como ha demostrado hoy Marco Bezzecchi.

La segunda victoria de Marco confirma al fabricante de Noale como el segundo más fuerte del campeonato - con un solo piloto en pista, recordemos - y Aprilia Racing se asegura aritméticamente el segundo puesto en el Campeonato de Constructores con 387 puntos, a falta de una carrera. Con tres victorias (Marco Bezzecchi en Silverstone y Portimão y Raúl Fernández en Phillip Island) , ésta es la temporada más exitosa de la historia de Aprilia Racing en MotoGP.

Entonces, ¿debería Ducati preocuparse por 2026? Haría bien en hacerlo porque tal y como están las cosas lo que parecía un Dream Team, Marc Márquez junto a Pecco Bagnaia, ha demostrado ser una pareja coja.

Ahora que lo pienso, tanto Ducati como Aprilia han corrido prácticamente con un solo piloto este año. La diferencia es que Jorge Martín ha estado casi todo el campeonato de baja por problemas físicos (y mucha mala suerte), mientras que Bagnaia siempre ha estado ahí, pero desde el GP de España en Jerez ha sido una sombra de lo que fue.

Aparte de algunos destellos raros, terceros puestos en Aragón, Assen y Sachsenring , nadie ha entendido qué le ha pasado. Y la solitaria victoria en Motegi ha aumentado el misterio en lugar de disiparlo.

Parece, incluso, que en lugar de adaptarse a una GP25 que no le ha satisfecho desde el principio, su feeling con la moto ha empeorado, y para demostrarlo no sólo está el adelantamiento de Bezzecchi en el campeonato, sino también el progresivo acercamiento de Acosta que se le ha puesto a tiro a - 3 puntos y podría incluso robarle la cuarta posición.

Peor que el quinto, sin embargo, no podrá hacer, ya que Di Giannantonio, ahora sexto, está a -49 con sólo 37 puntos en juego en el GP de Valencia.

Sobre el tema, que se ha convertido en central en el campeonato dando que hablar quizás incluso más que la remontada ganadora de Marc Márquez y arrojando pesadas sombras en las redes sociales con acusaciones más o menos veladas contra Ducati, el fabricante ha mantenido la más estricta confidencialidad. Ni una palabra negativa sobre el piloto, ni una palabra negativa sobre los supuestos defectos de la GP25, contribuyendo a dividir a los aficionados en dos facciones.

Una actitud anodina que no nos ha convencido.

De hecho, mientras Gigi Dall'Igna repetía una y otra vez que había diferencias de detalle entre las dos Desmosedici, no tales como para provocar diferencias de pilotaje, el Ceo Claudio Domenicali, habitualmente explosivo, le restó importancia. Desde fuera, la actitud fue de gran gentileza hacia el piloto que le ha dado dos campeonatos del mundo, pero este fuego de cobertura no convenció. Y el resultado es que tanto el piloto, Bagnaia, dado por sentado por una parte de la afición, como el fabricante, Ducati, acusado de diversas faltas, han sido empalados. Desde haber boicoteado al piloto italiano, hasta haber diseñado una moto hecha sólo para Márquez, pasando por la más dramática de las acusaciones: haber perdido la característica de moto "fácil" para seguir a Marc. Un pecado mortal que, según algunos, ha contribuído a la pérdida de competitividad de Honda.

En resumen, en una temporada objetivamente triunfal para el fabricante de Borgo Panigale, se acaba hablando sólo de los problemas, en un clima innegablemente difícil no apoyado, desde dentro del equipo, por una figura política capaz de suavizar las curvas.

Y decir que de la competencia, Aprilia, también tuvo que lidiar con serios problemas desde el principio -el enfrentamiento con Martín y el manager Valera no fue poca cosa- optando, sin embargo, por una apertura casi total hacia el exterior que dio sus frutos.

Posiciones claras, siempre defendidas con valentía por Massimo Rivola, incluso en el peor momento, cuando se acusó al directivo de firmar un contrato con una cláusula de rescisión inaceptable.

Da igual, esto es política y sabemos que no a todo el mundo le importa, pero el campeonato terminó cuando Marc Márquez se lesionó en el accidente con Bezzecchi.

Obviamente, las preguntas sin respuesta seguirán sin respuesta. La temporada ha ido así. Y entre el jaleo de la casi quiebra de KTM, el divorcio que luego se resolvió entre Aprilia y Martín, el 'caso Bagnaia', y dos pilotos de la talla de Quartararo y Acosta mordiendo el freno sin una montura en condiciones, está claro que han sido más casos políticos que deportivos los que han dictado sentencia. Entre otras cosas porque desde el punto de vista del rendimiento asistimos, por poner un ejemplo de un deporte que ha superado al motociclismo, a un campeonato con sólo Sinner sin Alcaraz para respaldarle.

Y eso ha sido un gran problema. ¿Lo arrastraremos también la próxima temporada? ¿Quién puede decirlo? Pero más vale que los grandes gestores que dirigen este campeonato se lo pregunten, porque un deporte que no avanza ni progresa, a pesar de un bello gesto deportivo, incluso en la comunicación, sólo puede ir hacia atrás.

 

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